Nacimiento del Río Mundo

Sierra de Alcaraz

Parque Natural de los Calares del Mundo y de la Sima

El entorno del nacimiento del Río Mundo es conocido como El Calar del Mundo, una imponente plataforma caliza que da lugar a un gran conjunto kárstico, donde se desarrollan dolinas, simas, cuevas y valles. El Río Mundo tiene su origen en la entrañas del Calar del Mundo, donde se concentran las aguas de las lluvias y las nieves, que entran en la cueva de más de 32 kms. de longitud explorada (Se estima que puede ser el doble), recorriendo el interior de estas formaciones calizas, hasta surgir en la Cueva de los Chorros, surgencia karstica de la cual nace el Río Mundo, localizada en mitad de un paredón calizo (valle en fondo de saco) de unos 400 m de altura.

Para visitar la Cueva de los Chorros, es necesario tramitar un permiso en la Dirección Provincial de Agricultura, Medio Ambiente y desarrollo rural de Albacete (Telf: 967 55 80 73). Email autorizacionesparque@jccm.es y pncalares@jccm.es

Distancia: 9 km. En total, sumados ambos sectores.

Altitud acumulada: 465m.

Dificultad:

Primer sector (Visita turística a las pozas y cascadas del Nacimiento del Río Mundo): Baja dificultad (1,5km de distancia ida y vuelta, más 100m de altitud acumulada).

 

Segundo sector Dificultad Media, no apta para personas con vértigo. Se pasan varios tramos de roca, con paso estrecho y aéreo. Con suelo húmedo, puede ser peligroso. Con hielo, muy peligroso (lo desaconsejamos).

Nota: En septiembre de 2011, personal del Parque nos comunica vía email, que este tramo se encuentra restringido por tratarse de un sendero peligroso a dos alturas, siendo necesaria autorización expresa del Parque bajo tarjeta federativa de montañismo o ir acompañado de los guías locales para hacerla. Para ampliar información dirigirse a nacimientoriomundo@ono.com o a la Delegación de Medio Ambiente de Albacete, C/ Pº de la Cuba, 27; 02071 Albacete.

Descripción:

Iniciaremos la ruta en la explanada del paraje del nacimiento del Río Mundo. Para llegar a ella, desde Riopar se debe coger la carretera CM-3204 dirección a Siles y a unos 6 kms. (kM 14.8) aproximadamente, encontraremos el desvío hacia el nacimiento, carretera A-77, en poco más de 2 kms. termina la carretera, en la explanada del aparcamiento (Con capacidad para 100 vehículos y 6 autocares).

Dividiremos la ruta en dos sectores, en primer lugar, una vez estacionado el vehículo en el aparcamiento, cogeremos el ancho camino que nos lleva en dirección a la pared donde la Cueva de Los Chorros vierte las aguas del Río Mundo en singular cascada.

El paseo es agradable y cómodo, disfrutando de la frondosidad arbórea, apto para todo tipo de personas. Son apenas 750m. de distancia hasta los miradores y unos 100m de altitud que se ganan tras caminar por varios tramos de escaleras en piedra.

Siguiendo las indicaciones, de los carteles indicadores del Parque Natural, llegaremos al primer mirador. Un puente sobre el río nos permitirá disfrutar de la belleza del agua resbalando por la roca. La escalinata está acompañada de barandilla de troncos de madera para dar seguridad a los visitantes. La roca sobre la que pisamos, esta muy pulida por el continuo trasiego de personas (con humedad puede resultar muy resbaladiza).

Una vez hemos disfrutado de este espectáculo del primer mirador, retrocedemos sobre nuestros pasos, para tomar el sendero que sale hacia nuestra izquierda, que tras pequeño repecho y nueva escalinata nos lleva al segundo mirador. Desde el que seguiremos admirando este espectáculo que nos brinda la naturaleza.

El agua cae desde la mitad aproximada de la pared (nosotros no tuvimos mucha suerte, pues al ser finales de septiembre, el río llevaba muy poca agua) en un salto muy significativo, varias pozas (Aquí denominadas "Calderetas") la van recibiendo de forma escalonada, creando un conjunto visual digno de ser visitado.

Tras la fotografías de rigor y una vez llenos de este entorno, desandamos el camino recorrido, para dirigirnos de nuevo al aparcamiento del Parque.

Ángel, Lucas, Carlos, Marta, Javier, David, Antonio y Zoltan, en el segundo mirador del Nacimiento del Río Mundo

Una vez en el aparcamiento, recogeremos nuestros coches y retomaremos la carretera, en unos 900m, a nuestra izquierda, veremos una pequeña construcción en piedra, con su parte central encalada en blanco y letrero en forja del Parque Natural, allí dejaremos estacionados los coches (También se puede dejar el coche en la explanada y hacer este recorrido andando). A la izquierda del mismo, veremos un pequeño aljibe de forma circular y anexo a el, cinco escalones de piedra. Punto en el que comienza la ruta al mirador de la parte superior de la pared en la que nace el Río Mundo.

La ruta no está marcada, pero la senda al principio está bien definida y es fácil de seguir. Rápidamente comenzamos a ganar altura, arropados por un frondoso bosque de pinos, rebollos, tejos, acebos y gran variedad de arbustos y helechos. Iremos disfrutando, pese al esfuerzo, del bonito recorrido que describe. Y más, cuando comencemos a llegar a pequeños claros en el bosque, que nos permitan disfrutar de la grandiosidad de las vistas de la Sierra de Alcaraz.

El desnivel se suaviza momentáneamente (lo justo para recuperar aire en los pulmones), para comenzar de nuevo a subir en dirección al inicio de la pared que conforma el cóncavo del nacimiento del Mundo.

La masa arbórea disminuye considerablemente, pero ello no le resta encanto, pues comenzaremos a disfrutar de una impresionante vista hacia nuestra izquierda, que nos muestra el fondo del valle y la altura que ya hemos ganado.

A partir de este punto del recorrido, el sendero mas que verse, se intuye, pues nos adentramos en una zona rocosa que forma parte de la pared. Extremaremos la precaución en el paso, pues por debajo de nosotros tenemos una caída libre de más de 200m. (Con buenas condiciones metereologicas y prestando atención, se pasa sin ningún problema).

Superado este tramo de pared, continuamos ascendiendo junto al borde del precipicio, nos será visible por debajo de nosotros, la senda que a media pared, lleva a La Cueva de los Chorros. Unos cien metros más adelante, nos encontraremos con la entrada a una Sima, justo en el borde de la pared. Haremos un pequeño alto, para inspeccionar su entrada (No nos adentramos en ella, pues carecíamos del equipo necesario para ello) y disfrutamos un rato del lugar y sus singulares vistas.

A partir de aquí, la senda comienza a definirse nuevamente, ascendiendo en paralelo al borde de la pared, pero con una mayor distancia del mismo. Comienza a sernos visible el mirador en lo alto de la pared de la que nace el Mundo, al cual nos dirigimos.

Alcanzado el mirador, la recompensa al esfuerzo realizado. Estamos en El Calar del Mundo, sorprendidos y extasiados de lo que la naturaleza muestra a nuestros ojos.

Una vez disfrutado el lugar, continuamos ascendiendo a la cima del cerro en la pared opuesta a la que subimos. Allí a la sombra de un pino, haremos la parada para la comida, contemplando tan magnifico espectáculo.

Repuestas las fuerzas, con el descanso, buenas viandas y mejor caldo, iniciaremos el regreso (sobre nuestros pasos) para retornar al punto de inicio y final de nuestra ruta. Nuevas perspectivas y destrepadas, finalizando encantados, de esta corta, pero espectacular ruta.

NUESTRAS ANÉCDOTAS:

Realizamos la ruta el 24 de septiembre de 2007. En esta ocasión participamos: Lucas, David, Javier, Marta, Carlos y los nuevos Trotamontes (Publicaremos sus fichas próximamente): Ángel Castro, Zoltan y Antonio.

Salimos de Madrid a las 6:00h a.m. El viaje se desarrollo con charla animada, un pequeño descanso en Manzanares para desayunar y continuamos, ya de día, por la llanura manchega hasta alcanzar La Sierra de Alcaraz. Llegamos a la explanada del Río Mundo a las 9:15h. El guarda del Parque Natural nos recibió, informándonos sobre el estacionamiento de los coches, la prohibición de fumar y  comer en el área. Le consultamos sobre el acceso a la Cueva de Los Chorros (Pues nuestra intención era subir hasta allí y visitar los 150m del principio de la cueva –habíamos leído que eran los únicos que no necesitaban de equipo especial de espeleología -). La sorpresa, es que nos solicito el permiso para acceder a la cueva (No sabíamos que era necesario y por supuesto no lo teníamos). Nos informo que sin el permiso no podíamos acceder a esa ruta, pues era muy peligrosa (alta mortandad) y el Parque Natural no permitía el acceso sin haber tramitado la correspondiente autorización escrita. En nuestras caras aparecieron gestos de frustración (Acabábamos de hacer 300km para ver un bonito paisaje, el cual recorreríamos en apenas una hora). Solicitamos al Guarda que nos ofreciera alguna alternativa y este amablemente, nos informo de la ruta que realizamos, la cual comenzamos a las 11:29h. No le vimos al  finalizar la jornada, pero nuestra intención era darle de nuevo las gracias, pues la ruta, sin duda, nos había ofrecido unas grandes sensaciones.

El río llevaba muy poca agua, así, que la cascada no decía gran cosa. No obstante, el entorno nos impresiono a todos (Tendremos que volver en primavera para disfrutar de todo el encanto de este sitio. Eso si, en esa ocasión, habremos tramitado el dichoso permiso, para poder subir a la cueva).

Nos llamo la atención, que pese a ser un lunes (día laboral) y ser las primeras horas de la mañana, el sitio comenzaba a recibir un gran número de visitantes (Estamos acostumbrados, a que los lunes, cuando salimos de ruta, apenas vemos algún que otro senderista), lo que nos llevo a pensar, que en fines de semana o los meses de julio y agosto, esto debe ser una romería.

Al poco de iniciar la ruta que nos había propuesto el guarda, el gesto de nuestras caras fue cambiando agradablemente y cuando salimos a la pared, la sonrisa era ya generalizada (El día estaba salvado), la ruta nos ofrecía unas vistas y sensaciones, que compensaban sobradamente el viaje de 300km que habíamos realizado.

Al llegar al mirador de la cima de la pared, el entorno nos cautivo; La visión de la ruta por la que habíamos accedido y la inmensidad de montes, montañas y bosques que desde allí divisábamos, en los cuales era difícil intuir la presencia humana.

Tras las fotos de rigor, decidimos seguir subiendo a la cima del cerro que se nos mostraba en la pared opuesta a la que habíamos subido, para allí, a la sombra de un pino, hacer la parada para la comida y seguir disfrutando del espectáculo que se ofrecía a nuestros ojos.

La comida, “genial”, las buenas sensaciones de la ruta, nos dieron un puntito especial de felicidad, que propicio bromas, chistes, chascarrillos, risas y en definitiva... un buen momento para recordar.

Nuestro amigo Zoltan, extasiado por un entorno tan natural, decidió integrarse en el mismo despojándose de casi todo lo artificial (Ver foto en el foro, bañando su cuerpo con los rayos del sol, sobre el mullido colchón -al juzgar por el gesto de felicidad de su cara- de la roca caliza). Marta no tuvo suerte, pues de tanto mirar el paisaje, no se percato hasta que Zoltan dio por finalizado su baño de sol.

Tras la comida, retrocedimos sobre nuestros pasos, disfrutando nuevamente de la ruta (nuevas perspectivas) hasta alcanzar el lugar donde teníamos estacionados los coches 15:05h. Nos refrescamos en una fuente cercana e iniciamos el viaje de regreso a Madrid. En el mismo, aprovechando que la carretera pasaba por Villanueva de los Infantes (Pueblo natal de Lucas), hicimos una parada en la casa de sus padres. Los cuales, tan agradables y campechanos como su hijo, nos ofrecieron su casa. Invitándonos a degustar, un fresco Mistela acompañado de pastas y dulces manchegos. Buen momento de la jornada, en la que su familia compartió con nosotros, anécdotas muy graciosas de nuestro querido amigo.

A las 20:15 llegamos a Madrid, nos felicitamos mutuamente por el gran día que acabábamos de pasar y nos despedimos hasta la próxima salida.